FIAT Mobi 2017.– «Voy manejando y se apaga todo el tablero…¡Y las luces!»

Compró su FIAT Mobi Way 2017 esperanzado en que la publicidad del radio fuera cierta. Pero un día manejando, el tablero dejó de funcionar y las luces se apagaron. «¿Saben lo que eso representa en el camino? Pude haber tenido un accidente», nos comenta. Ha ido a la agencia varias veces, pero los problemas en su Mobi «Dolor de Cabeza», persisten.

La ilusión de adquirir auto nuevecito, «de paquete». Y falla… (Fotos del forista para Al Volante).

Iniciaba febrero y Marco estaba feliz porque por fin le iban a entregar su FIAT Mobi versión Way que compró en $183,500 de contado. Disfrutó de él prácticamente mes y medio, cuando comenzó la pesadilla.

Terminaba el mes de marzo cuando iba a su trabajo. El tablero de su Mobi dejó de funcionar. En la pantalla donde se leían las indicaciones del radio, apareció el mensaje «Modo Anti-hurto». La tecnología italiana integrada en la planta de Brasil, estaba a prueba en México. No pudo entonces monitorear el funcionamiento de las luces porque el tablero, todo, sí, todo, se apagó al instante. «¿Saben ustedes lo que sentí en ese momento? Me angustié, pensé que iba a chocar, pensé que me iba a detener una patrulla por avanzar con las luces apagadas, reflexioné sobre el peligro que representaba yo con mi auto con las luces sin servir».

La primera reacción fue probar las intermitentes para marcar con ellas alguna advertencia a los demás. Nada. ¿Direccionales? Tampoco.

«Vas en la vía rápida que marca 80 Km y el coche te dice: Pare. ¿Qué hacer? Marcador de gasolina en ceros y la temperatura hasta el tope. ¿Qué pasa FIAT?».

Optó por llevarlo a la agencia en donde, con la parsimonia común de las agencias, con toda calma, con el «en un momento lo atendemos», le tomaron su orden después de escucharlo. Al FIAT Mobi se le hizo un «escaneo» y el resultado no aportó nada de preocupación. Decía que todo funcionaba bien. Entonces los expertos de Servicio optaron por hacerle «una limpieza general al sistema electrónico».

Parece que las cosas de arreglan pero, ¡oh, sorpresa!, para junio de este año el auto vuelve a tener el mismo desperfecto. Otra vez la misma angustia, otra vez el peligro al volante, otra vez su FIAT Mobi. Pero ahora hubo algo distinto. El tablero anunció «Stop» y el marcador de la temperatura se fue hasta arriba como si Marco hubiera acelerado su auto en una competencia automovilística. El auto dejó «botado» a su propietario. Sí, un auto nuevo, el mismo que adquirió gracias a los anuncios de la radio que pregonaban adquirir un gran auto. El mismo probado por la prensa. El que se anunció en el Estadio Monterrey con bombo y platillo.

Su propietario, ahora sí ya muy molesto por la falla repetida, acudió a la agencia. La parsimonia del personal de servicio pareció mutarse hacia un acto de preocupación. Y, otra vez, al Mobi le fue aplicada «una segunda limpieza del sistema electrónico».

«¡Buscar asistencia!». «¡¡Pero si en la agencia no saben lo que tiene!!»

El cándido propietario sale de la agencia con su Mobi. Ya no lo veía como el primer día que se lo entregaron en la distribuidora FIAT. Desilusionado marchó a su domicilio. Ahora no tuvieron que pasar las semanas. A los siguientes días la unidad repite el error pero ahora se sumaron los desperfectos de los vidrios eléctricos, que dejaron también de funcionar. La angustia derivó en la posibilidad de lluvia, de mojarse, de que los asientos se empaparan. ¿Puede un automovilista estar a gusto con un vehículo así?

El FIAT Mobi parece tomar «vida». Al enojo de Marco, el auto ahora se niega a aplicar el servicio de teléfono sin manos. Pasa una hora, y nada, el afectado está incomunicado. ¿Y la grúa gratis? ¿Y las compañías de seguros que están para servir al cliente? El conductor comienza a probar entonces qué más falla. Y encuentra que el auto se niega a marcar la aceleración en el velocímetro. Todo el sistema electrónico y de mando es un caos. El Mobi, como Mobi Dick, se ha declarado en guerra contra su propietario, que no es el pescador de ballenas sino de problemas.

Por tercera ocasión en FIAT ingresa al taller autorizado. Los expertos técnicos, que debieran reconocer conocer más de Chrysler que de FIAT, llegan a la conclusión: «Le vamos a cambiar el body del chasis y con eso se van a arreglar todos los problemas, ya verá».

Marco confiesa: «Estoy harto. En verdad, muy desilusionado. ¿Qué pasa FIAT? Confié en ustedes y les compré el auto nuevo del cuál me prometieron, calidad, ¡tecnología», eficiencia. ¿Y qué obtuve? Un peligro en mi vida, un fraude en cuatro ruedas, un jamás volveré a FIAT».

Se oscurece la esperanza de haber comprado un buen auto.

¿Qué resta por hacer? Nos busca. Confía en nosotros. Espera que a través de las páginas de Al Volante, FCA México reaccione y le resuelva su caso. Quiere que le devuelvan las entradas, es decir, su dinero. Le decimos que eso no pasa. Que no hay registros de devolución en la industria automotriz, salvo un perdido en la historia, un caso en que un propietario de un Ford Mustang (sí, otra marca, claro) se montó en su toro y no paró hasta hacerles un escándalo al mismísimo director de relaciones públicas de la marca en su oficina. Y a ese sí le cambiaron el auto. Pero eso es historia.

El auto tiene siete años de garantía. No han pasado ni seis meses y ya falló y se ha llevado cuatro veces a la agencia. ¿La solución de la agencia? Comprárselo como seminuevo para sorprender a otro comprador tan buena gente como Marco.

Por cierto, en la publicidad del FIAT Mobi 2018 dice: «…experiencia de conectividad innovadora, completa y segura al mismo tiempo».

 

 

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