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Por Gabriel Covelli y César Roy Ocotla
El Gran Premio de México, con el triunfo de Max Verstappen y la coronación de Lewis Hamilton, deja entrever algunos aspectos que vale la pena analizar: Disminuir las cargas aerodinámicas para que se tenga mayor participación del piloto; la eliminación de los barrenos de Mercedes ayer, que impidieron el podio a los dos integrantes del equipo.
La carga aerodinámica en el Red Bull de Max Verstappen fue menor (Foto de Aston Martin Red Bull).
La aerodinámica en la carrera de ayer
Cuando le preguntaron a Nico Rosberg, el piloto retirado que corrió para Mercedes y quien se ha distinguido por sus precisos comentarios en la puesta a punto de las unidades, ¿qué opinaba de la actuación de los pilotos en México?, este dijo que «si se redujeran las cargas aerodinámicas esto sería más divertido». En efecto, la mayoría de los equipos, para que los autos tuvieran más agarre en el enrarecido aire de los 2,250 metros sobre el nivel del mar, trabajaron en aumentar las cargas aerodinámicas en alerones delanteros y traseros de los vehículos, lo que incrementó las resistencias al viento y evitó que el piloto ejerciera más manejo, más control sobre el volante.
No fue así con el auto de Verstappen, quien ganó la carrera. Al Red Bull de Max le redujeron las fuerzas aerodinámicas que quedaron más afiladas, alerones más planos, menor resistencia al viento y la correspondiente menor carga aerodinámica al vehículo. Eso se tradujo en que el piloto pudo poner más manejo, depender menos de esas resistencias y fluir más con su unidad, lo que se tradujo en el lugar más alto del podio. Igualmente sucedió con el auto de Daniel Ricciardo, que pudo pelear el primer lugar a su compañero, pero se le rompió el cojinete del embrague y se quedó sin terminar la carrera en la vuelta 61.
Daniel Ricciardo se sintió molesto ayer por los resultados. Ya se le pasará (Foto de Aston Martin Red Bull).
¿Sabotaje a Ricciardo? ¡Para qué!
No hubo trampa ni nada, como acusan algunos colegas del medio. Después de la carrera ha dicho el australiano que ya no quiere correr las dos carreras que faltan para terminar la temporada con Red Bull, comentario fuera de sí por el enojo que trae. Ya recapacitará y se evitará una demanda legal si no cumple con su contrato de trabajo.
Sobre un posible sabotaje al auto de Daniel, que pudieran desde los fosos, diga el lector si un equipo se haría daño a sí mismo con una acción en tal sentido.
Rines perforados: «Ilegalidad limitada».
Mercedes: ¿Rines perforados sí, o no?
Como todos saben, si siguen nuestras páginas, Mercedes ha venido utilizando bujes con agujeros para disipar el calor en los rines y evitar la degradación rápida de sus llantas. Así lo hizo en Austin y Hamilton se pudo subir al podio. Para México se esperaba que la acción se repitiera. Fue meritorio que los directivos de los Mercedes decidieran no utilizar los rines perforados que están en la discusión si son legales o no. Al no utilizarlos, no aumentó la polémica, Ferrari los pudo haber protestado. Imagine el lector a un Hamilton en el podio, en México, con la protesta encima de la italiana. Su pentacampeonato no hubiera sido como lo fue ayer, a pesar de que creemos que, cerrar en un cuarto lugar, a más de 50 segundos de diferencia del tercero, fue realmente deshonroso para el inglés.
El asunto aún no termina.
Un Hamilton más accesible.
El nuevo semblante de Hamilton
Hamilton fue durante todo el fin de semana, desde el viernes en el Autódromo Hermanos Rodríguez, un tipo alegre, contento, dispuesto a ayudar. Con su patín anda por todos lados. Para irse a formar al homenaje a Fernando Alonso, se fue con la máscara del piloto español puesta. Más relajado. La conferencia de prensa fue muy abierta. Un periodista que se llama Fernando Alonso, salvadoreño, se identificó para hacer una pregunta a Lewis. Este, al oir el nombre del reportero, se concretó a decirle: «¡Qué bueno que cambiaste de trabajo!» bromeando sobre si el reportero era el piloto. Un Hamilton más humano, más maduro, más relajado.
